viernes, 19 de febrero de 2021

Nunilo, Alodia y la arqueta de Leyre

Nos trasladamos al s. IX, exactamente a un día de otoño, un ventiuno de octubre del año 851.Estas hermanas aboscenses, llamadas Nunilo y Alodia, estaban siendo decapitas por decisión de un juez, un juez que viendo que después de días, unos 40 aproximadamente, intentando que se convirtieran del cristianismo al Islam, fracasa estrepitosamente en todos sus intentos (amenazas, promesas, engaños, etc.) y Nunilo y Alodia continuaban confesando heroicamente su fe católica.
Estas hermanas eran fruto de un matrimonio acomodado, siendo su padre musulmán y madre cristiana, fueron criadas en el cristianismo ya que su padre, un rico y noble musulmán falleció siendo ellas muy pequeñas. Al fallecer su madre, fueron confiadas en custodia a su tío, también de religión musulmana, que al enterarse que profesaban fe cristiana y con el oscuro deseeo que poder heredar el patrimonio de las dos jóvenes, las denunció con el deseo de poder desprenderse de ellas y quedarse con su herencia, a parte de la jugosa recompensa que obtendria por delatarlas. En primera instancia fueron encerradas en el castillo de la localidad de Alquezar a la espera de la celebración de su juicio, el primer juez que las juzgó Jalaf ibn Rasid tuvo piedad de ellas, ya que desde buen principio sospechó de las malas intenciones de su tio y las dejó en libertad, intentando alejarlas de su tio y dejándolas en custodia de dos mujeres musulmanas para que les inculcaran el Islam y finalmente fueran convertidas, pero su tio que no cedia en su deseo de obtener la herencia de las pequeñas, volvió a denunciarlas, esta vez ante la máxima autoridad judicial de Huesca, quién finalmente ordenó su sentencia a muerte por decapitación, con arreglo a las leyes vigentes impuestas por Abderraman II, emir del Califato.
Nunilo y Alodia que nunca renegaron su fe hacia su religión, fueron decapitadas a la edad de 15 y 13 años respectivamente. Cuenta la leyenda que después de infligirles el castigo, los cádaveres fueron tirados y abandonados para que fueran devorados por los animales, pero ningún ave carroñero ni ninguna alimaña se acercaron a ellas, estando los cadaveres de las dos hermanas intactos. Al emir le llegan notícias de que los cristianos quieren ir en búsqueda de los cuerpos sin vida de las dos hermanas para poderles dar un entierro digno, es por ellos que trasladan los cádaveres hasta una colina donde las justiciadas fueron expuestas. Cuenta la leyenda que cada noche caían unas luces del cielo sobre los cadáveres de las niñas, por lo que decidieron llevar los cuerpos a un pozo y enterrarle bajo piedras...ahí quedaron por años. Tiempo después la reina Oneca Velázquez, esposa del primer rey de Pamplona, ensimismada por la historia de la vida y muerte de estas hermanas, decide emprender la búsqueda de los cuerpos sin vida de ambas y trasladarlas al Monasterio de Salvador de Leyre en Yesa (Navarra).
Los restos de las dos niñas, más tarde declaradas Santas por los milagros que tuvieron lugar en el Monasterio de Leyre, fueron depositados dentro de la arqueta arabigo-persa que sirvió de reliquiario, donde yacieron más de 10 siglos.
Esta arqueta realizada con placas de marfil, según algunos historiadores, seria un encargo para la celebración de la victoria de Adb al-Malik al-Muzaffar sobre el reino de León (1004-1005), por la que recibió de el califa Hisam II el título de "Ay al-Dawla" ("Espada del Estado"). Este tipo de objetos de lujo estaban destinados a contener perfumes u objetos personales de su propietario. Nos llega información sobre Santa Nunilo y Santa Alodia de la mano de San Eulogio de Córdoba, en una de sus obras nos acerca con más detalle a la vida y martirio de las dos Santas que nos ocupan en la entrada de hoy, Memoriale sanctorum, escrito desde la cárcel, más tarde juzgado y sentenciado a muerte, San Eulogio corrió la misma suerte que Santa Nunilo y Santa Alodia, fue decapitado un 11 de marzo del año 859, sepultado su cuerpo en la Basílica de Zoilo. A.P.

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